Claro que os lo he dicho y repetido un millón de veces, pero es que me gusta taaaanto que no me canso de decirlo.
Me encanta.
Cuando era pequeña, no tenía una predilección especial por él. Recuerdo que en la familia, era mi hermana la que finalizaba siempre las cenas con un buen trozo de queso. Yo no lo entendía demasiado. Para mí, el queso era lo que se ponía en medio de dos trozos de pan y como mucho lo que espolvoreábamos encima de los macarrones y las pizzas. Nada más.
No recuerdo el momento en el que la adicción al queso hizo su presencia. Supongo que sería poco a poco, sutilmente, introduciéndose de puntillas en mi vida.
Ahora tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no poner queso a todos los platos...
Unas lentejas? Unos taquitos de queso esperando a fundirse...
Una pechuga de pollo? Unas láminas de pollo encima
Un