Hay una frase que últimamente repito mucho: No dejes en manos de otra persona, tu felicidad.
Ser feliz es un largo trabajo y ser feliz con uno mismo es más complicado de lo que parece. Al final, todo depende de las expectativas que tengas y de lo positiva que seas.
Y no con esto, me refiero a tener pocas expectativas, simplemente, debes tener expectativas realistas. Objetivos que puedas cumplir y estar satisfecho cuando los consigues.
El problema viene cuando no se sientes bien contigo misma, con tu vida y deseas que aparezca una persona nueva para que complemente tu vida y entonces, ser feliz.
En los últimos meses, me he encontrado con amigas que están en ese punto. Están más o menos bien consigo mismas pero desean tener al lado a una persona que les complemente y entonces, ser felices del todo.
¿Es eso necesario? No sería mejor ser feliz sola, estar a gusto con una misma y después complementar con alguien que sume también?
Sinceramente, creo que ésta es la ecuación ganadora. Nada fácil por cierto, pero tampoco imposible.
Si en la ecuación la X eres tú, nunca desaparecerá dejando huérfano el resultado. Si la X es otra persona, si se da el caso que desaparece, chimpún. Se acabó. Vuelves al punto de partida en un estado mucho peor del que estabas…
Menuda chapa acabo de daros…
En fin, que para las amigas que están en el proceso de ser felices por sí mismas, un poquito de chocolate. Bueno, mejor dicho, ¡UNA BOMBA!
Pero bomba del todo, que nadie se lleve a engaño.
Si lo que quieres es una operación bikini, olvídate de esta receta. Si lo que quieres es un capricho o un chute de azúcar y chocolate, adelante.
Este Fudge de chocolate es apto para celíacos e intolerantes a la lactosa ya que no contiene lácteos ni harinas.
Lo dicho, una bomba digna del mismísimo King África (y no solamente por la canción).
Os dejo con la receta.
¡Disfrutad de la semana!
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Ingredientes Fudge de chocolate sin gluten ni lácteos
– 570 gr azúcar moreno
– 75 gr cacao en polvo Valor
– 1 c/c de sal
– 1 c/c de canela
– 4 gotas de extracto de vainilla
– 150 gr de pepitas de chocolate negro
– 4 huevos L a temperatura ambiente
Elaboración
Precalentamos el horno a 160º.
En un bol mezclamos el azúcar, el cacao, la canela y la sal.
Cuando esté mezclado, añadimos las pepitas de chocolate, los huevos (uno a uno mezclando cada vez) y la vainilla. Mezclamos bien hasta que quede todo bien integrado.
En un molde cuadrado, forrado con papel de horno, vertimos la mezcla y metemos en el horno durante 70′-90′.
A los 20′ ponemos papel de aluminio encima para que no se tueste demasiado la parte superior.
La idea es que por dentro quede medio derretido, sin cuajar, por eso no sirve de mucho pinchar para ver si ya está.
Pasado este tiempo, sacamos y dejamos enfriar por completo 1h-1,5h).
Desmoldamos y cortamos en cuadraditos. Servimos. Es ideal si lo sirves con un helado de vainilla o de frambuesa (que aporte ese punto ácido).
Uaaahhhh, con lo que me gusta el chocolate. Esta receta la tengo que hacer para los momentos de bajón -:)
Besos. Yolanda
Hola Mónica! Totalmente de acuerdo con tu reflexión, hay que amarse mucho a una misma para que el amor no sea dependiente….
Una bomba riquísima que has hecho! Qué fotos más tentadoras!!
Besos
Es que lo primero es quererse y aceptarse a una misma y después ya viene lo demás…
Y para los días sin pues queda el chocolate y las bombas como este fudge!
Besos y feliz semana,
Palmira
Me da la sensación de que la felicidad de esta receta ya la he probado yo, jajajaja. Y sí, fue un momento muy entrañable, familiar e incluso divertido en que las calorías daba igual, además de que está rica como la felicidad condensada.
Un abrazo grande!