Lo sé, estoy en modo maternidad «modo on» pero es que es lo que tiene haber tenido dos embarazos seguidos y dos retoños con 14 meses de diferencia. La maternidad se apodera de ti cuál garrapatilla y que abduce como el Triángulo de las Bermudas.
En mi primer embarazo, en esos tiempos en los que dispones de horas y horas ociosas que ocupar con temas pendientes, me puse a leer y leer libros sobre maternidad, lactancia y crianza. Miré blogs, videotutoriales, libros y todo lo que caía en mis manos (o hacía que cayera). Porque aquí una es muy curiosa y necesitaba saber todo lo posible sobre el proceso que estaba iniciando y tener el máximo de información para poder decidir qué quería hacer y saber qué me esperaba.
Uno de los temas que más curiosidad me suscitaba era el tema de la lactancia.
Siempre había dicho que si algún día tenía hijos, cosa que además dudaba, no les daría el pecho. Me parecía algo muy animal. Pensarlo me hacía sentir como una vaca. Tal cual. Mis amigas están ahí para corroborarlo.
En fin que me leí varios libros sobre la temática y consulté con varias asociaciones de lactancia y creo que recibí la información correcta, actualizada y necesaria para poder tomar una decisión al respecto. Si no había ningún problema, iba a darle el pecho a mis hijos.
Con el nacimiento de Iago, la verdad es que todo fue bien y aunque estuvo ingresado en la UCIN por hipoglucemias y los primeros días tuvimos que hacer lactancia mixta, el personal de enfermería me ayudó muchísimo a instaurar la lactancia materna y confiar para hacerlo de forma exclusiva. Así que feliz y sin ningún tipo de problema.
Pero con el nacimiento de Alba, que no tuvo ningún problema al nacer (más que tuvo que ser cesárea porque la princesa no estuvo quieta ni 10′ antes de nacer), la cosa cambió. He tenido que escuchar cosas tan increíbles por parte de personal sanitario como:
Cada vez que oía eso, morían 30 gatitos y a Alba Padró le daba un retortijón, seguro.
Entiendo que la gente de a pie, no sepa, no tenga información o haya quedado desfasada con lo que antiguamente se decía, pero de verdad que no entiendo cómo personal sanitario relacionado con bebés-maternidad no están al día en esos temas. Sé y espero que no sea la mayoría (con el nacimiento de Iago ya digo que fue todo lo contrario y fue en la misma clínica) pero de verdad que no creo que alguien que se dedica a esto, no solamente no se recicle si no que además de instrucciones totalmente erróneas y contrarias a la buena instauración de la lactancia materna.
En fin, que menos mal que yo estaba informada y no hice ni caso a todos estos comentarios.
Y ahora, ya tranquila después de haber «vomitado» todo esto, la receta de estas habas con jamón que más sencilla no puede ser.
Receta Habas con jamón
Ingredientes:
Elaboración:
Limpiamos y desgranamos las habas. Picamos la cebolla a dados pequeños y la caramelizamos en una sartén con un poco de aceite a fuego suave. Cada vez que requiera líquido le añadimos un poquito de agua. Así cocinamos sobre aprox 15-20min. Añadimos las habas desgranadas y rehogamos. Hacemos lo mismo: cada vez que requieran líquido añadimos agua. Pero esta vez la añadimos en mayor cantidad.
Cuando ya estén tiernas añadimos el jamón y rehogamos unos minutos más para que suelte la grasa y se impregne de ella el plato.
Servimos con unas hojas de menta picada.