El 2015 fue el mes en el que me lancé a la piscina y empecé mi propio proyecto de fotografía gastronomía.
Durante todo el año he realizado 7 talleres y han pasado por ellos 20 alumnos fantásticos.
El 2015 ha sido el año de dejarme llevar. Me enrolé en un velero para conocer la costa croata y me llevé algo más que buenas vistas.
Hice una escapada gastronómica a Zaragoza y me di cuenta que aún y sin voz, puedes pasar un fin de semana genial si lo haces en buena compañía.
Tomé por primera vez los Pasteis de Belem a los dos minutos de pisar tierras lisboetas y me quedé con la boca abierta escuchando fados, comiendo pulpo a la brasa (en este momento la cerraba) y tomando oporto.
Hice un roscón de reyes que quedó duro y un postre que mi familia tomó estoicamente y sin rechistar aunque era una bomba.
Achuché y besé a Buck como nunca. Disfruté de él y nos hemos echado unas siestas de campeonato juntos.
Fue el año en el que me quedé encerrada dos veces en el ascensor, cogí gastroeneteritis en Navidad, me pinté las uñas de rojo por primera vez en años y me puse a dieta 4 veces.
Fui de escapada a Tossa a tomar el sol y a inaugurar el verano y tomamos las nubes en la playa enrolladas en la toalla, pero nos comimos una paella que todavía recordamos, unas sardinas a la brasa deliciosas y nos unimos a una fiesta callejera de lo más divertida.
En el 2015 he comido calçots como si se fueran a extinguir y los mejores gintonics hasta la fecha.
He llorado menos que en el 2014, aunque me rompió el corazón la pérdida de una de mis mejores amigas y la enfermedad de otra de ellas. Pero me hincho como una vaca burra al ver que mis amigas son las mejores del mundo y que hacemos piña en los momentos menos buenos.
Ha sido el año en el que en Bloom Marketing hemos estrenado oficina y hemos consolidado el equipo, lo que significa tener una sonrisa constante en la cara incluso en momentos de estrés.
Me he reído hasta llorar, chillado hasta desgañitarme, emocionado con pequeños detalles y dado saltitos de alegría con las buenas noticias, que no han sido pocas.
He disfrutado de mi familia en las Navidades que por segundo año han venido a pasarlas en Barcelona y nos lo hemos pasado bomba. En estos momentos es más fácil saltarnos que darnos la vuelta, pero nos llevamos las risas y muchos selfies fallidos.
Ha sido el año de apuntarme a un portal de citas y dejarlo 2 meses después viendo el panorama que hay. Me ha servido para darme cuenta que la normalidad está sub-valorada.
Ha sido el año donde más vídeos he grabado, en el que me he ido de viaje solamente con la cámara del móvil y he sobrevivido.
En 2015 he visto la luna llena más maravillosa hasta la fecha, el atardecer más intenso y la postal del año grabada en la retina.
He leído unos 10 libros pero solamente uno ha cambiado la visión de mi vida.
Ha sido el año donde he colaborado con Mr. Wonderful y me ha dado tantas alegrías que no puedo mostrarlo en dos frases.
En el 2015 me picó una anémona (en todo el careto) en una isla llamada Gubesa Ottok. Fue memorable.
Ha sido el año en el que en la misma semana me quedé sin teléfono, sin ordenador y sin moto. Después del ataque de nervios, el informático arregló el ordenador, un amigo la moto y los Sres. de Apple me cambiaron el teléfono por uno nuevo totalmente gratis (lo cual todavía me asombra). Fueron dos semanas de auténtico caos, pero el resultado fue bueno. Ahora sé que puedo sobrevivir a la tecnología si me rodeo de gente buena.
La banda sonora de mi 2015 ha sido esta, esta, esta y especialmente esta.
Este año he preparado menos helados, pero he comido todavía más que el año anterior.
El 2015 ha sido el año en el que me he vuelto a enamorar del verano, a hacer un poquito las paces con la Navidad y he aprendido a disfrutar del invierno.
El 2015 ha sido un gran año.
2016, compórtate.
Nota: la ganadora del sorteo de una experiencia de Alta Cocina para dos, es Marta López. Felicidades Marta.
Precioso post, me ha encantado tu balance del año y tu capacidad de reírte de lo que no ha funcionado tan bien.Un beso, te seguiré leyendo en 2016
Hola Mónica! Pues que gran año! Nunca es bueno al 100%, eso es la vida, pero se ve que sabes apreciar y valorar lo bueno y eso es una pasada…
Tenemos unas cuantas cosas en común, a ver si coincidimos en alguna gastroquedada y te contaré!
Muchos besos y a por un buen 2016!
Qué bonito! Espero que el 2016 vaya al menos tan bien como este. Un beso
Precioso balance del año, Mónica. Ahora a cargar energías, bajar un poco de peso y seguir disfrutando de la vida un año más viendo las fotos del 2015 cuando haya algún bajón, marrón o charco que saltar.
Un besazo muy grande!
Un balance de año muy bien contado con tu particular estilo y humor, que refleja lo real que es la vida, en que siempre hay momentos buenos y malos y que de buenos momentos, por suerte siempre hay mas, porque sino, no podríamos vivir. Espero que tu amiga se recupere bien y pronto.Ánimos y a seguir viviendo la vida con este espíritu que tienes y estoy segura que te ira mejor este año.
Bss