Sí, soy monotema, pero es que mi vida últimamente es 100% niño. Maternidad, que suena mejor.
Sinceramente no creo que una mujer para sentirse realizada tenga que pasar por ser madre. Es mágico y gratificante pero sin ser madre hay también muchas cosas mágicas y gratificantes que te llenan y hacen que te sientas completa y realizada sin pasar por un embarazo, la muerte de la contracciones y noches en vela.
De hecho, yo he sido madre a los 41 así que he tenido que aguantar muchas «charlas» de claro, que si te lo vas a perder, que es lo más maravilloso del mundo y un largo etcétera, incluyendo la frase TOP: una mujer sin hijos es como un campo sin flores.
Pues mira, bonito césped tenía yo. Eso era lo que contestaba. La conversación en ese punto se daba por finalizada.
Y es que estar embarazada, es maravilloso, pero a la vez, es un auténtico coñazo. Veréis:
– No puedes tomar alcohol.
– No puedes comer pescado crudo (olvídate del sushi, del ceviche, del carpaccio de gambas… aix) ni de hecho nada crudo (esos chuletones jugositos, para otro). Y si no has pasado la toxoplasmosis… ay entonces… ni jamón oye.
– Tampoco quesos con leche cruda. Si estabas pensando en ir al pueblo y comprar ese queso que tanto te gusta de oveja, vete olvidando. Empieza también a leer los ingredientes (pequeñitos, pequeñitos) de los quesos en el super para asegurarte.
– No cabrás en tu ropa. Lo intentarás. Harás mil trucos con una goma, un imperdible y todo lo que puedas pero acabarás por no caber.
– Vestirás siempre igual. Cuando veas que no cabes, te hará ilusión comprar algo pre-mamá, pero como no te vas a dejar una fortuna, optarás por un número de conjuntos limitado que serán tu vestimenta única durante el resto de semanas. Conclusión: siempre te verás igual.
– Tienes ardores. A quién más y quién menos le ha pasado. Si tienes suerte, de vez en cuando, pero si no, pasarás gran parte del embarazo así. Odiando tu estómago. Si a esto añades que no puedes tomar medicamentos y que además no quieres tomar los que se te permiten, ya la has liado.
– Te pegas sustos especialmente en dos ocasiones: cuando te ves reflejada en cualquier sitio porque «quién demonios es la foca que se parece a mí» y cuando subes a la báscula. Mejor mirar para otro lado.
– Estornudar ya nunca volverá a ser lo mismo. Cuando estés embarazada lo sabrás.
– Ya no darás la vuelta en la cama medio dormida. Cuando lo hagas, serás totalmente consciente. Dar la vuelta a un barrigón considerable es lo que tiene.
– Pasarás de la risa al llanto sin saber por qué. Sí, es un tópico, pero es real. Y eso te dejará tan estupefacta como a tu pareja. Preparaos con pañuelos, helado y una dosis elevada de paciencia.
– Dicen que es bueno caminar. Bien. Lo intentarás. Habrá días que puedas y días en los que cinco metros te parecerán una maratón.
– Tu mejor amigo, será el WC. De noche y de día. La parte buena es que así te vas acostumbrando a lo que está por venir.
– Chocas con todo. Con T-O-D-O. Tus nuevas dimensiones son estratosféricas.
Y como éstas, muchas otras cosas pero hay también cosas positivas. De hecho una que compensa todo: Tienes a tu bebé dentro de ti y es la sensación más maravillosa del mundo (cuando no tienes ardor, no has chocado contra nada, te encuentras bien y no piensas en el parto).
Además hay algunas suertudas que están radiantes. A mi no me pasó, pero dicen que pasa (igual es la frase que te dicen para compensar y para hacerte sentir bien, no sé).
Ah! y te dejan sentar en el bus y en el metro. Esto es MUY guay si tienes un trayecto de 1h desde la oficina… 🙂
Y ahora os dejo con la receta: Tallarines de calabacín con pollo al curry.
Yo no tengo el aparato ese para hacer espaguettis de verduritas así que mi forma de hacerlo es a mano. Más cacharros en mi cocin, no por favor.
La receta es fresca, baja en calorías y rica. Si no os gusta el curry, obviar este punto y listo.
¡Espero que os guste!
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Ingredientes Tallarines de calabacín con pollo al curry (2 personas)
– 2 calabacines
– 1 pechuga de pollo grandota
– 1/2 pimiento rojo
– 1/2 pimiento verde
– 1/2 pimiento amarillo
– 1 cebolla
– 100 ml de leche entera o nata para cocinar
– 2 cucharadas postre de curry
– Sal, aceite y pimienta
Elaboración:
Lavamos los calabacines y con una mandolina o con un cuchillo afilado cortamos a láminas cada calabacín. Cada una de estas láminas las cortamos a tiritas de forma que queden los tallarines. Reservamos.
Cortamos a bastones los pimientos y la cebolla. Rehogamos con un poco de aceite en una sartén grande. Cuando estén dorados, incorporamos el pollo que habremos cortados a dados. Salpimentamos y cocinamos.
Incorporamos la leche y el curry. Cocinamos durante unos 5-8 minutos. Añadimos los calabacines y rehogamos todo junto. Rectificamos de sal y servimos.
Me has hecho reír! Estoy a nada de empezar el segundo trimestre de embarazo y ya he podido comprobar en mis carnes algunas de esas cosas que dices. El reflujo me llegó pronto y el señor Roca y yo nos estamos haciendo muy amigos (demasiado para mi gusto). Por suerte, he pasado la toxoplasmosis y no he tenido ni un solo vómito, así que tan rebien!
Opino de todas formas igual que tú. Hay mujeres que no quieren ser madres y no lo necesitan para sentirse satisfechas y realizadas en la vida y es totalmente respetable y legítimo.
Un abrazo grande para la familia! 💓💓