CrossFit. Ese gran desconocido que he tenido el placer de conocer (a largo plazo, espero, porque a corto la verdad es que no es muy placentero que digamos). Os aseguro que después de una de las sesiones lo que más te apetece es espachurrarte en el sofá y comerte una de estas tartaletas de manzana. Sin pasar por la ducha, sí. Las piernas te dan una tregua de 50m y tienes que priorizar.
Como os explicaba en el anterior post, el otro día tuve mi primera sesión de CrossFit, lo que viene siendo según su definición como «entrenamiento de fuerza y acondicionamiento utilizando ejercicios funcionales variados». Para los no entendidos: la muerte. Aquí podéis ver un vídeo de una de sus clases.
Os pongo en situación:
Primera clase, puntual, modelito cuqui, coleta y dispuesta a darlo todo. Motivación al 100% a pesar del frío.
Entras en una sala diáfana, rectangular, grande. Una única sala con un montón de utensilios que sería el Port Aventura de Christian Grey.
Barras, cuerdas, jaulas, alambres (para saltar a la comba ¿?), pelotas, cajones de madera, anillas. Pesas. Esto último es lo único que conocía y a lo que podía llamar de tú.
Nuestro profe, muy majo y motivado nos empieza a explicar y me deja tranquila porque todos los ejercicios se pueden adaptar a todos los niveles. Lo que no sabía es que el nivel -10 no existe y resulta que es el mío en lo que a ejercicio se refiere. Que soy un 9 en elasticidad, pero en fuerza, motivación, afán de superación física y fuerza de voluntad como sabéis, pues no. No es que esté baja, es que no existe en mi. Como la orientación, vamos. Lo peor de todo es que no podía salir corriendo.
En fin que después de 1h de clase donde trabajamos los ejercicios básicos de piernas, las mías se pusieron en huelga y fueron temblando hasta casa renegando como si hubieran sido matratadas (quizá lo fueron, ahora lo pienso).
La venganza vino en forma de agujetas que han durado 5 días. Los tres primeros días era un show verme coger algo del suelo o sentarme a hacer pipí. Ya no os digo para levantarme.
Pero una es masoca, ha cumplido 40 años y empieza a acordarse de Einstein cada vez que se mira al espejo, ha vuelto. Como la primera vez fue taaaan… para recordar (dejésmolo así), las siguientes veces están siendo más light aunque igualmente intensas.
Todavía no subo de un salto al cajón (ahora ya sé para qué sirve), ni he utilizado las anillas, pero he mejorado en mis saltitos a la comba-alambre y he hecho 5 dominadas (con truco, pero las he hecho).
En fin, que para compensar y darle una alegría a mis piernecitas adoloridas, nada mejor que unas tartaletas de manzana deliciosas. Son rápidas de hacer, puedes tirar de masa brisa comprada y en hacer la crema pastelera se tarda un plis. Seguro que sorprendes a los tuyos con esta receta.
Espero que os guste. ¡Feliz semana!
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Ingredientes Tartaletas de manzana
(3 tartas pequeñas)
1 lámina masa brisa
3 manzanas
Mermelada de naranja dulce
Gotas de limón, hojas de menta y frambuesas
Crema pastelera:
250 ml leche entera
1/2 vaina de vainilla
Piel de 1/4 de limón, la parte amarilla
75 gr de azúcar blanco
20 gr de maizena
2 yemas de huevo
1 pizca de sal
Elaboración
Preparar la crema pastelera cortando longitudinalmente la vaina de vainilla y rascando el interior con un cuchillo.
En un cazo, ponemos la leche con las semillas de vainilla, el resto de la vaina, la piel de limón a fuego suave hasta que empiece a hervir. Ir removiendo.
Batir las yemas con el azúcar y la Maizena hasta que blanqueen e incorporarlas a la leche cuando haya roto a hervir, bajar el fuego al mínimo y no dejar de mezclar con unas varillas.
Cuando empiece a espesar, apagar el fuego y retirar del calor, tapar y dejar reposar hasta que temple.
Extender la masa brisa y colorcar en los moldes. Poner algún peso para que no levanten y cocinar en el horno a
180º durante 15 min. Dejar templar y desmoldar.
Cortar las manzanas con una mandolina y rociar con un poco de limón para que no oscurezcan.
Rellenar con la crema pastelera y colocar las rodajas de manzana por encima. Pintar con la mermelada y
decorar con frambuesas y menta.
Uy Einstein también me persigue a mí en mis apariciones frente al espejo. Pero sabes qué? Paso de largo jajaja.
Con estas tartaletas, cuántas sesiones de crossfit hay que hacer para no sentirse culpable?
Mónica ME QUEDO CON LAS TARTALETAS! MAGNÍFICAS, como todas tus recetas.
He hecho deporte toda mi vida, alguno que decían de riesgo y encantada… alpinismo, paracaidismo… pero la «gravedad» ha pasado factura de todas formas. 64 años bien reivindicados y dejando crecer mis estupendas canas que me muero de risa cuando me dejan el asiento en el autobús y a veces hasta digo que no pero que muuuchas gracias. Otras me siento y también gracias.
Leyéndote me planteo que quizás me de una vuelta y vea que tal hacer esgrima que dicen que no tiene límite de edad pero que pereza. Ya veremos.
Ánimo con tus ejercicios!
Montones de gracias por todo.